La semana pasada, el hotel Westin Playa Conchal anunció que se convirtió en el primer hotel, spa & golf latinoamericano en convertirse en carbono positivo.

Es decir, compensa más de las emisiones que produce (un 25% más, según el estudio que realizó).

El proceso para alcanzar el reconocimiento de carbono neutralidad (o en este caso para ir más allá) se basa en un concepto llamado medición de la huella de carbono. Este procedimiento toma el total de gases de efecto invernadero producidos por una organización (en este caso, el hotel) y le resta la reducción de los gases producidos y la compensación de los que no se han podido reducir mediante diversas acciones.

Un detalle importante: la certificación oficial que emite la Dirección de Cambio Climático reconoce únicamente si las organizaciones son “carbono neutrales”.  Cuando una empresa como el Westin anuncia que es carbono positivo, no existe una certificación especial para esto.

¿Por qué importa lo que hace un hotel en Guanacaste? Porque al reducir la liberación de gases de efecto invernadero, por más poco que sea, se ayuda a frenar el calentamiento global y a contribuir a los Acuerdos de París que buscan reducir las emisiones de estos gases.

El Westin al lograr compensar sus emisiones se suma a las 67 empresas que poseen el reconocimiento de Marca País Carbono Neutral al 19 de julio del 2016, según el Ministerio de Ambiente y Energía. ¿Cuál fue el proceso?

Veamos los números del hotel: el Westin inició en el año 2014 con la primera medición de la huella de carbono basados en protocolos internacionales, según explicó el Gerente de Ambiental de Florida Ice and Farm (FIFCO), Gerardo Miranda.

En ese momento, se cuantificó que el hotel emitía 4.880 toneladas de CO2e (o dióxido de carbono equivalente). A nivel país, la última medición realizada en 2012 determinó que Costa Rica emite 11,2 millones de toneladas de CO2e.

Las principales emisiones de gases efecto invernadero del Westin son debido a la gasolina y diésel de los automóviles, la electricidad, el uso de refrigerantes y el gas licuado de petróleo (GLP) (para transporte y cocinas).

La clave del éxito del Westin fue la reducción. Según Laura Mora, funcionaria de la Dirección del Cambio Climático, “la mayoría de las empresas que ingresan al programa no logran normalmente ese nivel de reducción” y esto fue lo que llevó al hotel a sobrepasar la carbono neutralidad.

El hotel trabajó en aprovechar el calor de los aires acondicionados instalaron un dispositivo que reduce el uso de la electricidad, el GLP y reducción del gas refrigerante. Estas medidas permitieron al Westin reducir alrededor de 1.295 toneladas de CO2e.

Para compensar sus emisiones, el hotel dentro de su propiedad posee un área de alrededor de 265 hectáreas que funcionan como sumidero de carbono; un bosque con diferentes estratificaciones de flora que lo que hacen es fijar el carbono.

“La masa forestal lo que hace es que absorbe el CO2 de la atmósfera y lo incorpora como parte de la biomasa de los árboles”, indicó Miranda.

Para compensar la huella total utilizaron bonos de carbono de origen nacional, que generó el Ministerio de Ambiente y Energía y fueron adquiridos al Fondo de Financiamiento Forestal (Fonafifo) para lograr el objetivo de carbono neutralidad del gobierno para el 2021, con el fin de compensar el CO2 que producen.

Por estas medidas, todos los servicios de hotel lograron mediante compensar 4.482 toneladas de CO2e (recordemos que ya habían logrado reducir otras 1.295).

A la hora de hacer las cuentas, los análisis mostraron o un balance positivo ya que el hotel emite menos carbono del que compensa.

A futuro el hotel apuesta por la posibilidad de instalar solares para generar electricidad, hacer un cambio en los aires acondicionados que permitirían ahorrar energía eléctrica y adquirir carros eléctricos para el transporte de los huéspedes del hotel.

Además el Westin desea aumentar la masa forestal del sumidero, con el motivo que la fijación de CO2 en cada año sea mayor.

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Mientras la región latinoamericana corta sus bosques para hacer espacio para campos agrícolas, Costa Rica ha logrado sostener sus bosques con ayuda de incentivos gubernamentales e incluso aumentó su cobertura boscosa.

Un nuevo estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO, en inglés) nos da las malas noticias: un 70% de la deforestación en América Latina entre 2000 y 2010 ocurrió para abrirle paso a la agricultura comercial, pero también muestra a Costa Rica como un país modelo que logró tomar una ruta inversa.

¿Qué hace a Costa Rica tan exitoso? La FAO atribuye el crecimiento al apoyo estatal y sus incentivos para conservar la cobertura forestal y en particular al Programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA).

Tal vez nunca haya escuchado hablar del PSA (ojalá que sí), pero es una de las políticas públicas ambientales más exitosas en la historia del país y frecuentemente es tomado como ejemplo para reproducir el modelo en otros países.Lea más: La espiral de hielo: así desaparece el Ártico

En esencia, este programa es sencillo: si usted conserva el bosque en su propiedad, Costa Rica le pagará. La definición oficial habla de “un reconocimiento financiero por parte del Estado” a  los propietarios y poseedores de bosques y plantaciones forestales” por el valor que dan sus bosques.

Un pequeño recordatorio para los que olvidamos rápidamente: Costa Rica era un desastre forestal durante gran parte del siglo XX y hasta la década de 1980. La propia FAO explica que:

Anteriormente, los bosques se consideraban “bancos de tierra” que podían convertirse según fuera necesario para satisfacer las necesidades agrícolas

Pasamos de tener un 75% del país cubierto por bosques en 1940, cuando estaban naciendo los octogenarios de la actualidad, a contar con 21% en 1987, cuando llegamos al peor momento de nuestra cobertura boscosa, como muestra este gráfico de Revista Vacío.

Este gráfico, producido por Revista Vacío, muestra el cambio porcentual y de manera aproximada el cambio geográfico de la cobertura boscosa.

Este gráfico, producido por Rodrigo Ruiz para Revista Vacío, muestra el cambio porcentual y de manera aproximada el cambio geográfico de la cobertura boscosa.

(Créditos: Revista Vacío)

Ahora, tenemos más de la mitad de país con cobertura boscosa y, de esa cobertura, alrededor del 50 % de la superficie forestal del país se encuentra en áreas protegidas, donde la ley forestal prohíbe el cambio del uso de la tierra.

¿Qué pasó?

Bueno, ocurrieron el PSA y sus precedecesores.

El PSA se construyó sobre la base de otras políticas en décadas anteriores. Como explicaron los funcionarios de SINAC Francisco González y Sonia Lobo en una presentación realizada en 1999 (cuando todavía estaba afianzándose el modelo de país verde):

En 1979 con el fin de disminuir la presión sobre los bosques e incorporar en el mercado nacional nuevas opciones de productos forestales, se establece el sistema de deducción del impuesto de la renta, dirigido a personas físicas o jurídicas que deseaban desarrollar plantaciones forestales con fines comerciales.

En 1986, con una modificación a la Ley Forestal, se crea otro mecanismo: el Certificado de Abono Forestal. ¿Este qué hacía diferente? No todas las personas o empresas con bosques en sus propiedades podían acceder al sistema de deducción de renta, entonces se crearon los CAF, que podían “negociarse o utilizarse para pagar impuestos, tasas nacionales y municipales o cualquier tributo, o bien hacerse efectivo en la Bolsa Nacional de Valores”, señalaron en aquel momento González y Lobo.Lea más: Los costos de las renovables bajarán hasta un 59% ¿Será América Latina más verde?

Luego, en 1997 se creó los PSA, el mecanismo que la FAO señala que tanto bien hizo al país. Entre 1996 y 2015, las inversiones en proyectos PSA relacionados con los bosques en Costa Rica alcanzaron los $318 millones. 

El Programa paga, precisamente, por estos cuatro servicios ambientales que dan los bosques (que se definen en la Ley Forestal del 1995, si se sienten curiosos):

La efectividad del programa fue mejorando con el tiempo. En capítulo ambiental, el Estado de la Nación 2015 explica que entre 1997 y 2000 el PSA evitó que dos de cada 1.000 hectáreas protegidas bajo esta modalidad fueran deforestadas anualmente, lo que equivale diez hectáreas de cada 1.000. (Los autores aclaran que si bien este impacto parece pequeño, ello se debe a que ya en esa época las tasas de deforestación eran bajas.


Los bosques maduros oocupan el 31% del territorio y un 18% en bosques secundarios.

Los bosques maduros ocupan el 31% del territorio y un 18% en bosques secundarios.

(Créditos: Victoria Reay )

Conforme el programa se afianzó, la tasa creció. Los próximos cinco años, la tasa se duplicó: entre 2000 y 2005, se preservaron 20 hectáreas de cada 1.000 (cuatro por año).

En un estudio realizado en la zona de Sarapiquí y publicado en 2012, un grupo de científicos analizó fincas vulnerables a la deforestación con y sin PSA y logró concluir que el Programa aumentó la cobertura forestal entre 11% y 17% del área promedio de bosque.

En general, el PSA es más eficiente lejos de los Parques Nacionales, como mostró un estudio del 2015, algo que probablemente esté relacionado con el nivel de cumplimiento de la ley cerca de parques nacionales.Lea más: Transformación urbana, la gran promesa del Incofer

Estas tierras son usualmente más apartadas y, para los propietarios, el costo de oportunidad de la conservación es más bajo. ¿Esto qué significa? Que son grandes propietarios que generalmente consideran que el pago que hacen los PSA son suficientes y que, de usar la tierra para algo más, no les podrían sacar el mismo provecho.

Con seguridad alimentaria.

Mientras que los otros países de la región deforestaron sus bosques para hacer espacio para la producción agrícola, Costa Rica logró reducir la presión de cultivos de productos básicos en favor de la conservación y la gestión sostenible de los bosques, sin perder seguridad alimentaria.

Esta, de hecho, ha tenido un aumento desde la década de 1990, debido a los incrementos de la productividad agrícola y la importación de alimentos procedentes de países con costos de producción menores, según el nuevo informe de la FAO. Los últimos reportes de la organización en materia de seguridad alimentaria son positivos (aunque existen familias rurales pobres, sin tierras y vulnerables que sufren consecuencias de inseguridad alimentaria).

Esto es clave: si Costa Rica logra conservar su cobertura boscosa mantiendo buenos niveles de seguridad alimentaria, ¿por qué no puede hacerlo el resto de la región?